Juan Luque
Juan Luque aparece por arte de magia una mañana de verano. Atraído por las ciencias, y por las matemáticas (nadie es perfecto), pronto descubre que ser mago es algo así como engañar a las leyes físicas con una sonrisa.
Hace trucos a sus compañeros antes de los exámenes; y a los profesores… durante los exámenes. Al acabar la carrera va encontrando trabajos que le permiten conocer más de treinta países sin abandonar barajas y cubiletes.
Tras un período de descanso en el que surgen dos hijas de la nada, o casi, Juan Luque vuelve a la magia trabajando para convenciones y fiestas de empresa. Todos alucinan con el mago, pródigo en efectos mágicos y visuales, originales e imposibles de olvidar; pero también con la persona, cercana, divertida y muy humana, tanto, qué más bien parece un primo hermano que alguien a quien se acaba de conocer. Y, por arte de birli birloque, se convierte en un artista de solera que descubre a los adultos que la magia también es para ellos.