fbpx
Página web de Juan Luque
+34 676105624
espectaculos@mediosmagicos.com

El efecto de magia que salvó una vida

El efecto de magia que salvó una vida

Tuccia (Hector Louis Leroux)

Saludos mágicos:

La historia del mundo antiguo conserva un magnífico efecto ilusionista con una finalidad pocas veces más noble. Solventó la muy comprometida situación en la que se encontraba la mujer agraciada por él.

Sucedió en el siglo III a. C. Tuccia, sacerdotisa romana acusada de incesto, salvó presumiblemente la vida gracias al ilusionismo. Mostró su inocencia en un curioso juicio de dios, resuelto prodigiosamente por Vesta, diosa de la familia responsable de mantener el fuego del hogar.

Las sacerdotisas consagradas a Vesta recibían el nombre de vestales. Tuccia lo era. Ella y las demás, elegidas entre las romanas desde la niñez, velaban para que el fuego sagrado del templo dedicado a la diosa jamás se extinguiera. Mantenerlo vivo se había convertido en una servidumbre esencial desde la misma formación de Roma.

La vigilancia del fuego sagrado exigía a cada vestal dedicar treinta años ininterrumpidos de su vida. Durante este tiempo, las seis mujeres que formaban la congregación debían mantenerse vírgenes, servir puras a la diosa. Contravenir el voto no tenía perdón. Los romanos, más por limpiar la afrenta y restituir la armonía con Vesta que por virtud, juzgaban a la encausada. De considerarla culpable, bastante frecuente en este tipo de pleitos, el castigo a la convicta era implacable. Se construía un pequeño habitáculo subterráneo y se la enterraba viva.

Retrato de Tuccia (Angelica Kauffmann)

Tuccia había sido acusada de incesto y no aceptaba aquella muerte horrorosa, padecida con anterioridad por otras jóvenes vestales. Resuelta, refutó la acusación de una curiosa manera. Tomó una criba, esto es, un recipiente con su parte inferior perforado por múltiples agujeros, y se dirigió con ella al río Tíber. Allí encomendó a la diosa Vesta la realización de un milagro que la descargara de la acusación. Sumergió la criba en el río hasta llenarla completamente de agua y la extrajo de él. De forma natural, el agua debía surgir con fuerza por los orificios, a modo de regadera.

Pero no lo hizo. La diosa actuaba y nada brotó del cedazo. Tuccia se dirigió con ella, entre caras de estupefacción, hacia el templo de su divina protectora para ofrecer, en agradecimiento, el agua del Tíber. Durante el trayecto ninguna gota se derramó. La sacerdotisa había sido maravillosamente auxiliada.

Grabado para la estatua de Tuccia (Francesco Monaco Corradini, c. 1748)

La historia tuvo difusión en el mundo antiguo. En el siglo IV, bastante después del suceso, San Agustín se refirió a ella en dos ocasiones en su magna obra “La Ciudad de Dios” y en ningún caso la puso en duda. Hoy podría parecer ficticia. Sin embargo, concurre un sorprendente indicio de autenticidad: el efecto mágico que ejecutó Tuccia existió. Más aún, aparece explicado en varios libros.

El portentoso efecto de Tuccia ha sido reflejado por artistas de todas las épocas

En una coincidencia extraordinaria, a la par que Plinio y Valerio Máximo lo comentan en sus libros de historia, en torno a la misma época y en Alejandría, Herón expuso cómo hacerlo. Antes, quizá en tiempos de la presumible Tuccia, el efecto también fue revelado en un manual del sabio Filón de Bizancio. Es una de las primeras constataciones de explicación de un efecto de ilusionismo del que se testimonie su supuesta ejecución. Así lo detallaba Herón, eso sí, con vino y no con agua (traducción sintetizada):

Tome una vasija de bronce en forma de globo, en cuya parte más baja se han practicado numerosos agujeros pequeños. En la parte superior, en la boca, coloque un tubo, con la extremidad superior comunicada y soldada a la boca de la vasija.

Para introducir vino hunda el globo en él hasta que esté totalmente sumergido. El vino entrará a través de los agujeros, y el aire de dentro, expulsado hacia el exterior, pasará por el tubo. Presionando la abertura con el dedo pulgar extraiga el globo del vino; el vino contenido en el globo no caerá, pues la única entrada de aire es a través de la boca, taponada por el pulgar. Cuando deseemos que el vino salga quitaremos el dedo. Si de nuevo presionamos con el dedo, no caerá vino hasta que nosotros, una vez más, quitemos el dedo. Podemos, del mismo modo, llenar el globo con agua, y entonces retener o expulsar el contenido como deseemos”.

El efecto de Tuccia y el de Filón y Herón son el mismo, de modo que, al existir el método, la vestal pudo realizarlo así o, más probablemente, en alguna versión adaptada a la criba que utilizara. En realidad, una vez conocido el principio físico que lo hace posible, no sería difícil adecuar el procedimiento. Habría bastado con practicar el trucaje en un espacio creado entre la parte superior e inferior del cedazo. Y tendría sentido que la vestal conociese el secreto pues, de lo contrario, se antoja extraño que alguien concibiese un milagro tan rebuscado para probar su inocencia.

De ser cierta la historia, el general desconocimiento por las masas de las propiedades de los fluidos y su sabio manejo en el arte mágico impidió consumar un cruel castigo. Fue la estimulante consecuencia del recurso que siempre ha acompañado al ilusionismo, la utilización de novedades científicas para la creación de asombro.

Historia de la vestal Tuccia (Francesco Granacci)

©Juan Luque 2021 (tercero y último extracto del libro «La mano oculta de la magia. Ilusionismo y aventura en el mundo antiguo«)

Próximo artículo: La Conspiración del harén

Suscríbete al blog para no perderte ninguna de las entradas. Por mi parte, me comprometo a elaborar artículos a la vez divulgativos y con algún tipo de información inédita o no expresada anteriormente en el contexto de la historia del ilusionismo.

IMPORTANTE. Si vas a comprar el libro «La mano oculta de la Magia» y estás suscrito al blog,  me gustaría agradecer tu apoyo a la divulgación de la historia de la magia con un DESCUENTO DEL 10% (PRECIO FINAL 29,70€) y, si vives en España, enviándotelo gratuitamente. El procedimiento está en el correo de confirmación de la suscripción o en el de recepción de nuevos artículos.

Sígueme también en Instagram. Las publicaciones en ambas redes sociales son a menudo diferentes.

Tags: , , , , , ,

3 comentarios

  1. Paloma Metka dice:

    Maravillosa historia Juan. Y preciosamente documentado con estas bellas obras de arte. Sorprende que a una guardiana del fuego le salvara la vida el agua.
    ¡ Lo que hace saber los trucos de los trucos! Me recuerda a tus aventuras en África y la fiesta de acogida al mago blanco, doblemente festejado al intentar desmitificar su poder explicando la magia.

    • Juan Luque dice:

      !Muchas gracias, Paloma!. Agua y fuego. Qué conclusión tan imaginativa. Y tan bonita.
      Efectivamente, conocer los secretos permite desmitificarlos. Con poco recorrido creo yo, aunque con alegrías como la que comentas, cuando la magia consigue cambiar la intención primera de sobrecoger por la de asombrar y divertir.

  2. […] y valorado en la antigüedad, que Roma fiaba su cuidado a la mismísima diosa Vesta, y ella a sus vestales, las sacerdotisas permanentemente encargadas de que este jamás se […]

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *