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ARTURO DE ASCANIO. 25 años

ARTURO DE ASCANIO. 25 años

El día 6 de abril se cumplen 25 años de la muerte de Arturo de Ascanio y Navaz, uno de los magos más queridos para quienes le conocimos y una figura trascendental en la evolución de la magia moderna.

Maravilló con su capacidad para diseccionar con inteligencia cualquier atributo del ilusionismo, por escondido que estuviera. Y por su peculiar riqueza expresiva. La mezcla visibilizó para siempre los mecanismos psicológicos que convierten el ilusionismo en arte.

No conozco ningún mago que, conociéndole, no lo admirara. Cercano y culto, muy culto, mezclaba ejemplos sugerentes, y hasta divertidos, con un soberbio y natural dominio del lenguaje. Aderezado con aquella voz ronca y grave, las conversaciones con él se hacían entretenidas, sencillas y muy pedagógicas. El mago madrileño Carlos Vinuesa coordinó la recopilación de multitud de recuerdos de discípulos, amigos y magos en «Recordando a Arturo«, un delicioso libro de acceso gratuito desde hace unos años.

La atmósfera mágica

Ascanio deslumbró desde sus comienzos. Aún en los veintitantos, en la introducción de una entrevista de Ascanio a Fred Kaps, la Sociedad Española de Ilusionismo, S.E.I., los presentó sin remilgos como «los magos número uno y dos del mundo entero». Ahí es nada.

Y cuánta razón dio el tiempo y la historia a la S.E.I.

El inicio formal de su aportación a la magia universal llegó en 1958, con «La concepción de la atmósfera mágica», un sencillo, y a la vez, esencial artículo publicado también por la S.E.I. En él definía la atmósfera mágica como el objetivo a conseguir en toda actuación ilusionista: el ambiente de magia y sorpresa logrado cuando el mago ejecuta sus efectos sin que el público pueda siquiera barruntar la existencia de alguna causa que lo pueda producir.

En aquel artículo examinó la necesidad de la técnica, no como un fin (la técnica perfecta es la que parece que no existe), sino como un medio cuya ejecución mediocre imposibilita disfrutar del acto mágico (un movimiento denunciado por una postura antinatural, por un sonido o por cualquier otra causa destruye en el acto toda atmósfera mágica).

Y junto con la técnica, desgranó la importancia del resto de elementos que contribuyen a obtener la atmósfera mágica: naturalidad, soltura, misdirection, timing o cadencia y psicología. Los aglutinó en lo que llamó el principio de cobertura, es decir, aquello que contribuye a que no se sospeche la existencia de trampas en la ejecución de un efecto mágico.

Ascanio explicaba que el principio de cobertura, dirigido a ocultar la trampa, forma una de las dos áreas en las que se divide el estudio de la magia. La otra es la presentación, enfocada a crear emociones e impacto mágico en el espectador. Centrado en la disección de ambas, desentrañó en profundidad los aspectos psicológicos que las sustentan. Y la exposición de sus conclusiones en términos claros y precisos, preciosos también, calaron con fuerza en la comunidad mágica. Muy probablemente hayan sido el origen de la enorme calidad mágica de las dos últimas generaciones de magos españoles.

La transmisión de su conocimiento se apoyó también en su vocación didáctica. Disfrutaba enseñando. Y lo hacía, sobre todo, hablando y realizando magia. Porque, aunque el grueso de los magos de antes leían bastante más que los de ahora, tampoco lo hacían tanto. De hecho, defendió la lectura de libros de magia incluso antes de que los vídeos existieran. En su generación, la competencia con los libros la ejercía la enseñanza directa y la puesta en común entre magos. Ante ese aprendizaje, fresco e intenso, el realizado a través de libros se antojaba a muchos frío y poco apetecible.

Pero Ascanio, además de lector erudito, era un excelente conversador. Progresivamente comprometido con la formación, se explayaba en las tertulias de las reuniones semanales, a las que casi nunca faltó. Pertenecía a una tipología de magos generosos con el conocimiento. De forma, que a medida que maduraba su concepción teórica de la magia, eliminaba las trabas y prevenciones que inicialmente tuvo a mostrar secretos y enseñar magia.

Análisis de un juego

La teoría de Ascanio, acompañada siempre de asombrosos efectos donde, efectivamente, la técnica parecía no existir, fue calando en la comunidad mágica. Y, cuando ya todos tenían puestos sus ojos en él, llegaron algunos de sus conceptos más emblemáticos. De mano de otra imprescindible conferencia, «Análisis de un juego«.

En ella mostraba su concepción psicológica de la magia. A lo largo de mi vida he tenido la suerte inmedible de presenciar conferencias de maestros de la magia. Pero la conferencia de Arturo era otra cosa, la obra de un genio. Un pensador que hubiera definido y desarrollado uno solo de aquellos conceptos probablemente ya merecería ser tenido en cuenta. Y él añadió otro, y otro, y otro… cada uno igual de expresivo y profundo que el anterior. Pero, tan refinados y acrisolados por la sabiduría de Arturo, que eran sencillos de escuchar y entender.

El título, «Análisis de un juego«, explica su objetivo. Se trata de la exposición pormenorizada de cómo ha de ser un efecto de magia, cuidando las partes hasta convertirlo en una pieza artística y mágica. Y la desarrolló en torno a otros dos principios, el de composición y el de ejecución.

El primero desarrolla los aspectos que influyen en cómo se ha de diseñar un juego de magia. Incorpora los conceptos de «acentuación de la fase inicial«, esto es, resaltar la situación que luego se verá transformada por la magia. Cuanto más clara y patente sea, más impresión causará el momento mágico. La «naturalidad condicionada«, o la realización de movimientos inocentes iguales a los que luego serán tramposos, para que así cuando estos se acometan, pasen desapercibidos. La «susceptibilidad de ejecución lenta«, o realización del efecto sin apresurarse al realizar las técnicas que éste requiera.

Y el «paréntesis de olvido» y el «paréntesis anti-contraste«. El de olvido, necesario, busca que entre la ejecución de la técnica y el efecto mágico haya siempre una pequeña digresión que haga olvidar el momento tramposo; y el paréntesis anti-contraste, a evitar, no es otro que el tiempo transcurrido entre la fase inicial y el momento mágico, que ha de ser el menor posible para que el contraste entre ambas sea significativo.

Maestro de magos

Y así, a poquitos, los estudios de Arturo fueron apareciendo, asombrando y, por encima de todo, formando: Consideraciones sobre la Misdirection, El valor de la técnica, La cadencia, El manejo de la carta doble,… Todos psicológicamente necesarios y, hoy, rematadamente modernos, a pesar de tener ya la mayor parte de ellos, quién lo diría, más de medio siglo.

Casualmente, a comienzos de los setenta, Arturo se dio un respiro, lo cual fue casi una bendición para mi generación, la que llegaría justo después, a finales de aquella década y en los ochenta. Porque reservó para su vuelta la recopilación de sus aportaciones. Y nos pilló, a nosotros, los magos jóvenes de entonces, con todo su arsenal listo. Arturo, sabedor de su trascendencia, consciente de que era el Maestro, ejercía su magisterio e impregnaba de magia a toda aquella generación, que le leía, veía y absorbía. No conozco mejor época en mi vida mágica que aquella.

Parte de aquel magisterio se podrá mantener siempre gracias a la exhaustiva compilación de Etcheverry y a los estudios de Gabi. Pero, ¿cómo transmitir la magia que se sentía al verle? La creaba con una baraja normal. No utilizaba más. Sin embargo, menuda maravilla. Las cartas parecían no pesar, eran ingrávidas, vivas, capaces de cualquier proeza mágica.

Y conocer el secreto era casi más mágico, Porque le veías ejecutar un efecto y solo sabías que en determinado instante hacía una dejada porque anteriormente te lo había explicado. Pero no porque él se delatara. Por más que miraras, el cerebro no podía hacer otra cosa que percibir magia y rechazar la idea de que allí hubiera cartas dobles, empalmes, enfiles…

Aquella sensación de magia real no hay forma de transmitirla. Tampoco la recogen los programas de televisión en los que puntualmente apareció. Al revés, creo que no le hicieron ningún favor. Él no era un mago para la tele. Y el ritmo suyo, tan pausado y seductor, no funcionaba allí. Pero cómo sería la magia de Ascanio que los grandes que le conocieron solo necesitaban un primer contacto con él para convertirlo en referencia primera. Así hicieron Jean Carles, Fred Kaps, Fu-Manchú, René Lavand…

La concepción estructural de la magia

Y cuando parecía que los principales mecanismos de la magia ya habían sido minuciosamente explorados por Arturo, sorprendió de nuevo, no con artículos o con una conferencia más, sino con un ciclo completo de cinco de ellas. Había nacido la concepción estructural de la magia.

Ascanio redibujó su teoría, la entremezcló, la enriqueció y la mostró al mundo mágico. Cada conferencia tenía un protagonista esmeradamente cuidado (la técnica, la cobertura, la construcción del efecto mágico…), pero todas estaban concebidas bajo el prisma de verlas como parte de un todo, de una única estructura dirigida a crear emociones mágicas en el espectador.

En aquella concepción de la magia estaba la esencia de Arturo. Y de la magia. Secundada por términos tan suyos. Hablaba de acciones en tránsito, de ideas onnubilantes, retomaba los tres grados de la misdirection. Insistía en la soltura despistante, en el efecto tubo… Y por supuesto iban acompañados de efectos mágicos propios y de aquellos deliciosos manejos de nombres primorosos: avanzadilla flotante, enseñada sincera, presa del anular, dejada en tránsito

Al poco del ciclo de conferencias, yo, atraído por otros intereses, decidí dejar el ilusionismo durante algún tiempo. No me imaginaba que pasarían diez años. Regresé el otoño del 96, sin mucha prisa. Y sin saber que aquellos diez años habían sido los últimos. Porque, a los pocos meses, súbitamente, Arturo murió.

El infarto de Ascanio dejó muda a la cartomagia, sin voz. Tanto que, así, en silencio, y con barajas, fue como le despidieron discípulos y magos. En el cementerio de la Almudena, uno a uno y espontáneamente, lanzaron sus cartas en cascada a la tumba que le iba a acoger.

Pero la historia de Ascanio continuó. En algún momento de esos últimos diez años, en una vuelta de tuerca más a su magisterio, había consolidado en torno a él a otro grupo de magos jóvenes. Una vez a la semana, en su casa, se reunía con esa nueva generación de discípulos, aún más queridos, hijos mágicos más bien.

Las semillas de su docencia estaban, además, repartidas por otros lugares de la geografía española. Casi todas germinaron, y de qué manera. La más fértil fue a parar a Barcelona. Allí, Gabi Pareras retomó el trabajo de su maestro, lo pulió y lo convirtió en referente mundial.

Hace un par de años, el fatídico 2020 se llevó también a Gabi. La magia volvió a quedar en shock. Aunque, de nuevo, muy pronto, se volvió a levantar. No podía ser de otro modo. Se lo debemos. Ellos, Ascanio, padre de la magia moderna, y Gabi, excelencia de la magia de cerca, nos habían enseñado el camino para continuar convirtiéndola en arte.

Un saludo mágico, querido Arturo.

© Juan Luque 2022

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8 comentarios

  1. Enrique Márquez dice:

    Muchas gracias Juan por el recuerdo y excelente nota. Tuve la fortuna de conocerlo en un Congreso en Buenos Aires, allá x la década del ’80. Un GRAN MAESTRO que siempre estará en nuestros mejores recuerdos. Abrazos.

    • Nacho Ocaña dice:

      Soberbia reseña, Juan. Un privilegio haber aprendido de Arturo en vivo el profundo sentido de la magia de cerca y un privilegio que haya sido con personas tan apasionadas de ello como tú durante esos intensísimos años de magia, y hoy día.
      Un magiabrazo.

    • Juan Luis dice:

      Excelente artículo sobre la persona y las particularidades de un mago único como fue Ascanio. He disfrutado muy con la lectura. Muchas gracias.

  2. Thao dice:

    Excelente artículo. Gracias por escribirlo Juan.

  3. Jandro Sandrini dice:

    Querido Juan:

    Mi agradecimiento por tu aproximación a la ingente enseñanza que nos dejó Ascanio. Una gozada tu magnífica reseña en el 25 aniversario de su marcha.

    Es una suerte compartir tus conocimientos y, sobre todo, disfrutar del tacto y la delicadeza con la qué transmites todo lo que te apasiona.
    Un fuerte abrazo

  4. Jandro Sandrini dice:

    Querido Juan:

    Mi agradecimiento por tu aproximación a la ingente enseñanza que nos dejó Ascanio. Una gozada tu magnífica reseña en el 25 aniversario de su marcha.

    Es una suerte compartir tus conocimientos y, sobre todo, disfrutar del tacto y la delicadeza con la qué transmites todo lo que te apasiona.

    Un fuerte abrazo

  5. Juanjo barón dice:

    Que maravilla de artículo Juan . Gracias !

  6. Amelia Guibert Navaz dice:

    Gracias. Estoy, como prima de Arturo, muy feliz de conocer esa altura de Arturo Ascanio Navaz. Su ascendencia de Maestras y Pedagogas influye directamente en su grandeza como Maestro.

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